La curiosidad que se convirtió en vocación: mi camino en el mundo del bienestar
- PatriciaBM

- 18 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 ago

Hay experiencias que te marcan sin que te des cuenta. En mi caso, fueron esas primeras sesiones que recibí como clienta en las que comprendí, desde la piel y los tejidos y en primera persona, cómo el contacto manual puede cambiar la forma en la que habitas tu propio cuerpo. No hablo solo de estética o de aliviar molestias puntuales: hablo de una sensación de ligereza, de libertad de movimiento y de equilibrio que transforma de dentro hacia fuera.
Esa vivencia despertó en mí algo más que interés. Quería entender qué había detrás de esas técnicas, cómo actuaban sobre los distintos sistemas corporales y qué se podía conseguir cuando se aplicaban con conocimiento y propósito. Fue así como comencé un camino que no ha parado de crecer.
Me formé como técnico quiromasajista, técnico superior en masaje deportivo, maderoterapia, metaloterapia, nutrición y microbiota, origen emocional de las dolencias y tratamientos postquirúrgicos, siempre buscando una comprensión más profunda del cuerpo. Pero pronto comprendí que para dar respuestas reales no bastaba con una técnica aislada: necesitaba una visión global que integrara la estructura, la función y el entorno de cada persona.
La osteopatía me dio esa perspectiva. Durante años de formación, completé tres residencias clínicas —en el ámbito deportivo-estético, osteopático y pediátrico— que me permitieron observar casos reales, aplicar lo aprendido y descubrir que ningún cuerpo es igual a otro. Cada residencia fue un laboratorio vivo donde afiné mi sensibilidad, mi criterio y la capacidad de adaptar cada tratamiento a las necesidades concretas de cada paciente.
Con los años, la experiencia en consulta me enseñó a ver patrones, a anticipar necesidades y, sin darme cuenta, a desarrollar mis propios protocolos de trabajo. De esa integración nacieron técnicas como ReDeFitNe℠ mi forma particular de aplicar la maderoterapia y el metal gua-sha, con una precisión que va más allá de lo meramente estético incorporando todo el conocimiento que aporta la osteopatía integrativa y el masaje deportivo.
Hoy, con mi máster en osteopatía pediátrica completado y una formación continua que incluye reciclajes en osteopatía estructural avanzada, sigo convencida de que el aprendizaje nunca termina. Lo siguiente en mi recorrido será profundizar en el estudio del sistema nervioso autónomo y la psiconeuroinmunología (PNI), áreas clave para comprender cómo el cuerpo responde a los desafíos internos y externos.
Mi filosofía es clara: acompañar a las personas en procesos de cambio profundo, respetando la individualidad de su cuerpo y trabajando con técnicas que combinan rigor, sensibilidad y años de estudio. Porque cuando el cuerpo se equilibra, la vida entera se siente diferente.




Comentarios